lunes, 17 de junio de 2013

RAZONES PARA SOÑAR

Todos soñamos y todos hemos recordado alguna vez un sueño. Puede que le hayamos dado importancia, que nos haya interesado desentrañar su significado, o que lo hayamos olvidado, sin más, en la vorágine de las actividades diarias. Pero el sueño estuvo ahí y, por un momento, se abrió una rendija entre los mundos que habitan nuestra mente.

La ciencia nos dice que los sueños nos sirven para consolidar nuestra memoria, para hacer aflorar deseos que la censura bloquea, para procesar los acontecimientos vividos, para conectar con la emoción subyacente a los sucesos o para intentar otorgarles significado. Son hipótesis puesto que los estudios sobre los sueños se basan en los imprecisos relatos que somos capaces de proporcionar los soñantes. Quizás las investigaciones sobre la fisiología del sueño acaben aportando también información sobre los sueños.




Para todas las tradiciones espirituales, desde los indios norteamericanos a los Senoi de Malasia, desde el antiguo Egipto a la Grecia clásica, desde la India a Australia, los sueños son una puerta al mundo espiritual. A través de los sueños podemos conseguir ayuda de nuestros ancestros, recibir mensajes de los dioses (incluyendo a Yhavé), resolver problemas o comprender el significado de acontecimientos en nuestra vida.


Para mí los sueños son una guía; me sirven para orientarme, para saber, cuando aún no sé. No intento traducirlos al lenguaje de mi mente ni siquiera interpretar su significado. Los sueños están ahí, hablándome con sus imágenes y resonando en mi cuerpo como emociones y sensaciones. Al despertarme las impresiones perduran; muchas veces también las imágenes. Sin palabras, me hablan de deseos y de miedos, de fuerzas y recursos, de caminos oscuros y de caminos luminosos, me avisan de que  algo no está claro o suficientemente pensado, me recuerdan sensaciones y detalles que he pasado por alto. A veces, en el sueño se resuelven las dificultades y las dudas y, aunque no comprenda el significado del sueño, en la vigilia perduran esos cambios y las situaciones se abren. 


Muchas veces, en los sueños recibo regalos al modo de los objetos mágicos que las fuerzas del bien otorgan a los protagonistas de los cuentos: flautas, capas, velos, cajitas cerradas, mensajes sin texto... A veces un mago, un sabio o un sacerdote me muestra una visión, un pájaro que vuela, algo que se ordena, piezas que encajan... En los últimos sueños son mujeres, en muchos grupos de mujeres, las que me atienden, confortan y guían. No podría explicar la naturaleza de esos dones, solo se que después de recibidos algo cambia en mi actitud en la vida ordinaria. 


Estas son algunas de mis razones para soñar ¿cuales son las tuyas?






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